3 Tips para Enseñar a tus Hijos sobre el Dinero

Enseñando a niños sobre dinero, dinero, educación financiera, familiaPareciese que es difícil enseñar a tus hijos sobre dinero cuando ni siquiera pueden leer, pero la tarea que tanto nos cuesta como padres se puede facilitar cuando aprendemos  como adultos a verlo como un pasatiempo. Enseñar a nuestros hijos sobre las finanzas es responsabilidad de los padres no de los maestros: los niños nunca entenderán la importancia del buen manejo del dinero si nosotros no se lo enseñamos desde temprano. Es desde los 3 años, o probablemente antes que los niños ya están listos para aprender el valor del dinero y su correcta utilización.

Tus hijos observan cómo cuentas monedas y billetes, y lo entregas a cambio de una cierta mercancía; pero en realidad no entienden ese proceso completamente. Cuando un hijo te observa pagar con cheque o una tarjeta plástica, puede incluso quedar un poco confundido, pues un cheque o una tarjeta no tienen el aspecto de monedas o billetes.

Los niños aprenden de sus padres, y tratan de imitarlos. Dicho esto, recordemos que algo que es simple para los adultos puede no quedar del todo claro para los párvulos. Es importante que desde bien pequeños les enseñemos acerca del uso de dinero y lo que su manejo puede significar.

Pasos

1- Distinguir la necesidad ante el deseo

Siguiendo a la famosa psicoanalista francesa, Françoise Doltó, debemos ante todo enseñar a nuestros hijos a distinguir entre lo que es el deseo de lo que es una necesidad. Los niños podrán berrear ante una chuchería, y nosotros podremos aplazar la compra de la chuchería porque ésta no es una necesidad. Lo que no puede aplazarse eternamente es la satisfacción de lo que son auténticas necesidades. Pero el deseo sí puede ser aplazado e incluso denegado.

No se trata pues, de que no podamos decirle a nuestro hijo «Mira, ¿no ves que no tengo un duro?», y enseñarle la cartera vacía o con apenas un par de monedas, aunque en el bolsillo llevemos 50 €… No es precisamente una mala política. Y no llega a ser una mentira, porque en verdad, para ese concreto «objeto de deseo», no llevamos en ese momento dinero. Lo explica muy bien Françoise Doltó, en varios de sus libros (La causa de los niños, Los niños y su derecho a saber la verdad), cuando nos dice que, por ejemplo, en lugar de someternos a los berrinches de nuestros hijos, podemos muy bien hablar con nuestros hijos acerca de lo ricos que son esos caramelos, de lo apetecible que resulta un muñeco, de lo bueno que va a ser cuando los compremos, etc. Esto hará que progresivamente el niño aprenda a distinguir qué es verdaderamente necesario de lo que no lo es. El deseo es siempre postergable. La necesidad, no. Y el dinero, concretamente, en nuestra sociedad, es el elemento por medio del cual saciamos nuestras necesidades y satisfacemos nuestros deseos, o al menos algunos de nuestros deseos. Por tanto constituye un elemento que nos sirve también para establecer límites. Un niño al que no se le ponen límites, es un niño abandonado.

Los siguientes ejemplos, son justamente estratagemas que confunden al niño.

– “No lo compraremos, pues en casa ya tenemos eso”. Mejor es decirle «¿Pero yo no te había comprado ya eso el otro día? ¿No tienes más de esos en casa, se te han acabado? Pues no hay problema, lo compramos de nuevo otro día.»

– “No, mejor no lo compremos. Eso es una mala inversión porque…” Un niño de tres años está lejos de poder evaluar qué es una buena inversión y una no tan buena. Por lo demás, no debemos imponerle a nuestros hijos nuestra escala de valores, sino enseñarles a que construyan una propia.

– “No debemos comprarlo ahora, porque yo no he puesto eso en nuestro presupuesto familiar”. Ésta podría ser una buena opción para acabar con la discusión. No te lo compro y ya está.

– “No. Yo no quiero gastar el dinero de nuestra familia en eso”. Esto suena a capricho. ¿Y por qué tú no quieres gastar en eso?, pensará el niño. Es una manera de frustrarlo, pero de vez en cuando no está mal que frustremos a nuestros hijos.

Una buena forma de enseñar a los niños a manejarse con el dinero es, por ejemplo, jugar a las tiendas. Se puede jugar con monedas de verdad o con papeles de mentira, o fichas, o tarjetas de banco caducadas. Para niños algo mayores un buen juego es el Monopoly. Ésta es una buena manera de que el niño aprenda el concepto de transacción. No es quizás aun el momento de enseñarle a ser responsable con el dinero, pero sí a saber sacar beneficios en lugar de pérdidas. Podemos perfectamente enseñarle nuestras propias triquiñuelas. De lo que se trata es de que, de a poco, el niño entienda qué papel cumple el dinero en nuestra sociedad, y cómo debemos manejarlo. Esto incluye el ahorro, el tirar la casa por la ventana, el darnos un gusto, y el aprender a ganarlo. Ganar dinero no es fácil, pero es fácil gastarlo. Estos son dos conceptos que el niño deberá ir comprendiendo, y es ahí cuando comenzamos a hablar de «responsabilidad».

2-Enseñe a sus Hijos el habito del ahorro.

Que el niño comience a recolectar monedas por toda la casa y las guarde en la alcancia. No está de más darle una paga semanal simbólica, de unos pocos euros, o que algún familiar le regale un billete más importante. Por otro lado, una buena idea es abrirle al niño una cuenta bancaria para él solo o conjunta con la de la familia, y mantenerlo al tanto de los intereses que su dinero está generando (o la ocasional devaluación de ese dinero común…)

En cuanto a la idea de que el niño tenga huchas distintas para diferentes propósitos, no está mal, pero es mejor aun que el niño vea que de vez en cuando damos una moneda a una persona necesitada, o a alguien que está tocando el violonchelo en el metro, etc. Ésta es una manera más directa de que el niño aprenda las diferentes cosas que pueden hacerse con el dinero. Podemos igualmente, es más, debemos, llevarlo al supermercado con nosotros o nosotras, y podemos ocasionalmente pedirle que pague él y reciba el cambio, porque nosotros o nosotras estamos guardando la mercadería en las bolsas o lo que sea. También podemos llevarlos a sacar dinero del cajero y enseñarles el manejo del dispositivo, ir con ellos al banco a pagar facturas o realizar otras transacciones.

3-Enséñales como ganar dinero y la realidad de la vida.

Finalmente es bueno que el niño vaya familiarizándose con los distintos tipos de dinero, y con los distintos tipos de trámites bancarios, las formas de ganarlo, el significado del trabajo en nuestra sociedad, la situación económica real de la familia respecto de otras familias, la idea de clase social, la situación económica mundial, el significado de coste de los artículos, cómo se da un precio a un producto, aprender a comparar precios y escoger lo más económico (o no, y por qué no).

Las finanzas de la familia son un tópico de importancia que debes hablar con tus chicos, pero teniendo cuidado de no enviar un mensaje culpabilizador del tipo: “entre tu ropa y suministros escolares nos elevaste el presupuesto familiar”, que viene a ser lo mismo que reprocharle el haber nacido. Pero sí puede decírsele, «Oye, no digas que no te compro nada porque te estoy pagando las clases de piano, de teatro, la academia de inglés o de dibujo… y la otra vez te compré un vestido monísimo, etc.»

En cuanto a la previsión e impulsividad, que no compulsión, también el niño aprenderá de ti el que pueden aprovecharse ofertas que no estaban planeadas de antemano, que uno puede darse un gusto de vez en cuando, siempre conciente de lo que se dispone. Esto enseña al párvulo a ser flexible, pues una cosa es hacerse un presupuesto razonable y economizar, y otra emplear el dinero de forma eficiente según se presente una oportunidad.

Advertencias

Aunque es esencial respetar la privacidad de tus hijos todo lo posible, asegúrate de saber en qué ellos gastan su dinero… no sea que se envuelvan en actividades indebidas o sean estafados por personas mayores.

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