La Importancia de Ayudar a los Demás

John Maxwell nos explica aquí como ayudar a las personas nos beneficia a nosotros también.

Sea que tenga el don de interactuar positivamente con las personas o que le cueste trabajo hacerlo, usted es capaz de ser mentor de otros y llevarlos a un nivel superior. Les puede ayudar a ir en el viaje del éxito con usted en tanto que usted siga creciendo como persona y como líder.

Estos son los pasos que deberá dar para llevar a la gente en este viaje; uno que cambiará sus vidas para siempre:

1. Haga del desarrollo de las personas su principal prioridad

ayudar a los demás, mapa del éxito, cultivando tu crecimiento personalSi quiere tener éxito en el desarrollo de las personas tiene que hacer de esto su prioridad. Siempre es más fácil deshacerse de las personas que desarrollarlas. Si no lo cree, pregúntele a cualquier patrono o abogado en divorcios. Pero muchas personas no se dan cuenta que aunque deshacerse de otros es fácil, también tiene un precio muy alto. En los negocios, los gastos vienen de la productividad perdida, los gastos administrativos de despedir y contratar y de una baja moral. En el matrimonio, frecuentemente el precio es una o más vidas quebrantadas.

Aprendí esta lección en mi primer pastorado. Mi deseo era edificar una iglesia grande. Pensaba que si lo hacía sería un éxito. Cumplí la meta. Una pequeña congregación de tres personas llegó a más de 250, y lo hice en una pequeña comunidad rural. Pero lo hice todo yo mismo, con la ayuda de Margaret. No desarrollé a nadie. Como resultado, solo tuvimos éxito en los lugares que toqué; recibíamos quejas de los lugares que no toqué; y todo se desmoronó después que me fui de allí. Tuve éxito pero solo por un momento. Y no produje un éxito duradero para nadie.

De esa experiencia aprendí mucho y en mi segundo cargo pastoral, puse como prioridad desarrollar a otros. En un periodo de ocho años, desarrollé a treinta y cinco personas, y ellos edificaron esa iglesia y la hicieron exitosa. Después que me fui, la iglesia siguió siendo tan exitosa como cuando yo estaba porque estos líderes pudieron llevarla adelante sin mí. Si quiere hacer la diferencia en la vida de los demás, haga lo mismo. Dedíquese a desarrollar personas y a llevarlas consigo en su viaje.

2. Limite la cantidad de acompañantes

Le guste o no, usted no puede llevarlos a todos en el viaje del éxito. Cuando comience a desarrollar personas, piense que el viaje es similar al de un avión pequeño. Si trata de llevar consigo a muchas personas, nunca despegará. Además, su tiempo es limitado y tiene más sentido enseñar a unos pocos cómo volar y alcanzar su potencial que mostrarle a un gran grupo lo suficiente para solo saciar su apetito.

Cuando enseño seminarios de liderazgo, siempre enseño lo que se conoce como el Principio de Pareto (80/20). En pocas palabras, dice que si enfoca su atención en el mejor 20% de cualquier cosa que haga, obtendrá un 80% de ganancia. Cuando se habla de desarrollar personas, usted debiera invertir el 80% de su tiempo en desarrollar solamente al mejor 20% de las personas que le rodean. Aquí debe incluir a las personas más importantes de su vida, tales como su familia, y las personas con más potencial. Si trata de aconsejar y desarrollar más gente que esa, va a abarcar demasiado y va a perder fuerza.

3. Desarrolle relaciones antes de comenzar

Los mentores cometen el error común de tratar de dirigir a otros antes de desarrollar una relación con ellos. Mire a su alrededor y verá que esto ocurre todo el tiempo. Un gerente nuevo comienza a trabajar en una empresa y espera que quienes trabajan en ella respondan a su autoridad sin cuestionamiento. Un entrenador pide a sus jugadores que confíen en él y le sigan sin vacilación, cuando ni siquiera se conocen. El padre divorciado que no ha visto sus hijos por varios años reinicia el contacto con ellos y espera que le respondan  automáticamente, aun cuando todavía no han tenido la oportunidad de reconstruir una relación. En cada uno de estos casos, el líder espera hacer un impacto en la gente antes de establecer una relación. Quizás los seguidores obedezcan lo que pide el líder, pero no le seguirán más allá.

Los mejores líderes entienden el importante rol de las relaciones cuando se trata del éxito. Por ejemplo, Lee Iacocca le preguntó una vez al legendario entrenador de los Green Bay Packer, Vince Lombardi, qué se necesitaba para hacer que un equipo fuera ganador. Esta fue la respuesta de Lombardi:

Hay muchos entrenadores con buenos equipos que saben los fundamentos del juego y tienen una disciplina férrea, pero no ganan los partidos. Aquí es donde entra el tercer ingrediente: si van a jugar juntos como un equipo, deben preocuparse los unos por los otros. Tienen que quererse entre sí. Cada jugador tiene que pensar en su compañero y decir: «Si no detengo a ese hombre, le va a quebrar una pierna a Pablo. Tengo que hacer bien mi parte para que él pueda hacer su jugada». La diferencia entre la mediocridad y la grandeza es el sentimiento que tienen el uno por el otro.

Ese concepto no se aplica solo al fútbol. Se aplica también a individuos que van juntos en el viaje del éxito. Si las relaciones no van primero, no llegarán lejos en el viaje. Mientras se prepara para desarrollar a otras personas, dedique tiempo a conocerse mutuamente. Pídales que le cuenten su historia; lo que ha sido su viaje hasta este punto. Descubra lo que les molesta, sus fortalezas y sus debilidades, su temperamento. Pase algún tiempo con ellos fuera del ámbito donde normalmente los ve. Si trabajan juntos, practiquen juntos algún deporte. Si se conocen en la iglesia, reúnanse en el lugar de trabajo. Si estudian juntos, pasen algún tiempo juntos en la casa. Usted puede usar este principio en su hogar, con su familia. Por ejemplo, si dedica tiempo a sus hijos fuera de su ambiente cotidiano, aprenderá mucho acerca de ellos. Desarrollará su relación en una forma nueva, y le ayudará a crecer.

Otra ventaja de edificar relaciones con las personas antes de iniciar el viaje es que descubrirá el tipo de «compañero de viaje» que tendrá. Si alguna vez ha viajado con alguien que terminó por desagradarle, entonces sabe lo difícil que puede ser esta situación. Por ejemplo, Stephanie Wetzel me contó de un viaje que hizo hacia una comunidad rural indígena en México. Ella y otras dos jóvenes se alojaron con una familia de la localidad en una comunidad campesina completamente primitiva. No había refrigeración para sus alimentos y no tenían instalaciones sanitarias en el interior de la casa. Tampoco tenían instalación sanitaria fuera de la casa. Cuando la naturaleza llamaba, tenían que ir al campo de maíz de la familia.

Una de las compañeras de viaje tenía una actitud terrible e hizo de esa experiencia un suplicio para todas. Todo el tiempo se la pasó quejándose. No le gustaba la gente ni la casa.

Cuando la familia les servía pollo—lo que era un cumplido y un sacrificio puesto que ellos mismos tenían que matarlo—se negaba a comer. Ella resultó ser el prototipo de una norteamericana desagradable.

Cuando decide llevar a otros en su viaje del éxito, escoja personas con las que espera pasarla bien. Luego trate de conocerlas para verificar su elección. Es la mejor manera de ser eficaz y disfrutar del viaje.

4. Dé ayuda incondicional

Cuando comience a desarrollar personas, nunca debe ir con la idea de obtener algo a cambio. Esta actitud se volverá en su contra. Si espera recibir algo a cambio, y no lo recibe, sentirá amargura. Y si recibe menos de lo esperado, lamentará haber gastado su tiempo. ¡No! Usted debe entrar en el proceso sin esperar nada. Dé por el placer de dar, por el gozo de ver que otra persona aprende a volar. Cuando lo ve de esa forma, puede mantener una actitud positiva. Y cuando reciba algo a cambio, será una maravillosa situación en la que ambos ganaron.

5. Permítales volar con usted por un tiempo

Quiero compatir un secreto con usted que le garantizará su éxito como mentor. ¿Está listo? Es el siguiente: Nunca trabaje solo. Sé que suena demasiado simple, pero es el verdadero secreto para desarrollar a otros. Siempre que quiera transmitir algo a otros, lleve a alguien con usted. Para muchos de nosotros esta no es una práctica natural. El modelo de aprendizaje que la mayoría de las personas usa en Norteamérica para enseñar a otros nos llegó de los griegos. Es el enfoque del aula cognitiva, como el que usó Sócrates para enseñar a Platón, y Platón para enseñar a Aristóteles. El líder se pone de pie y habla haciendo preguntas o dictando una conferencia. El seguidor se sienta a sus pies y escucha. Su meta es comprender las ideas del instructor.

Pero ese no es el único modelo disponible para desarrollar a otros. Tenemos también el usado por otra cultura antigua: la hebrea. Su método era más del estilo de entrenamiento en el trabajo. Se basaba en las relaciones y experiencias comunes. Es lo que los artesanos han hecho por siglos. Toman aprendices que trabajan con ellos hasta que dominan su arte y son capaces de transmitirlo a otros. Su modelo es más o menos como sigue:

Yo lo hago. Primero aprendo el trabajo. Tengo que entender el porqué además del cómo y tratar de perfeccionar mi artesanía.

Yo lo hago, y usted observa. Hago la demostración mientras usted observa, y durante el proceso, explico lo que estoy haciendo y el porqué.

Usted lo hace, yo observo. En cuanto sea posible, cambiamos los roles. Le doy el

permiso y la autoridad de hacer el trabajo, pero estoy a su lado para ofrecerle consejo, corrección y estímulo.

Usted lo hace. Una vez ha adquirido la habilidad, doy un paso para atrás y lo dejo que trabaje solo. El aprendiz ha entrado en un nivel superior. Y tan pronto está en ese nivel más alto, el maestro es libre para continuar hacia cosas más elevadas.

En todos los años que he estado equipando y desarrollando a otros, no he hallado un mejor modo de hacerlo que así. Y hace ya mucho tiempo, cuando me preparo para cumplir uno de mis deberes, tengo por costumbre llevar conmigo a la persona que quiero equipar para la tarea. Antes de hacerlo, conversamos de lo que va a ocurrir. Y después, discutimos sobre lo que hicimos.

Quizás usted ya haya hecho esto con algunas personas. Si no lo ha hecho, inténtelo porque realmente funciona. Solo recuerde incluir a otros en el proceso de planificación. No querrá terminar yendo solo ni llevándose con usted a la primera persona disponible. Su meta es dedicar tiempo a personas que tiene el propósito de desarrollar. Seleccione siempre personas que sean adecuadas para las tareas según sus fortalezas. Cualquiera que pase demasiado tiempo trabajando en un área en la que es débil, se frustrará y se quemará. Pero una persona desarrollada en un área en la que es fuerte, será lanzada con una catapulta hacia su potencial.

6. Ponga combustible en sus estanques

Nadie llega muy lejos sin combustible, y esto significa recursos para su continuo crecimiento personal. Cualquier mentor puede darle ese valioso regalo a alguien que esté desarrollando. Muchas personas no saben dónde hallar buenos recursos o qué clase de materiales seleccionar, especialmente cuando están en el punto de partida.

Regularmente comparto libros, casetes y videos con las personas que estoy desarrollando y equipando. También disfruto enviándolos a seminarios. Mi meta es siempre «poner algo sobre la mesa» cuando comparto con alguien, sea un empleado, un colega o un amigo. Siempre quiero ser para ellos una persona que provee recursos.

Usted puede hacer lo mismo en favor de otros. Comience por compatir con ellos libros y casetes que hayan cambiado su vida. Manténgase en la búsqueda de buenos materiales en las áreas de interés de otras personas. Es muy emocionante poner en las manos de otros un recurso que puede ayudarles a avanzar al siguiente nivel.

7. Quédese con ellos hasta que puedan seguir solos exitosamente

Me han dicho que todo el que estudia para piloto espera con expectación—y con un cierto grado de temor—su primer vuelo solo. Pero un buen instructor de vuelo no permitirá que su estudiante vuele solo antes de estar listo, ni evitará que su estudiante vuele solo cuando ya está preparado. Supongo que usted podría decir que esa es la diferencia entre un verdadero mentor y uno que no lo es. Es más o menos el tipo de diferencia entre un instructor de vuelo y un agente de viajes. El primero se queda a su lado y le guía a lo largo del proceso hasta que está listo para volar. El otro, le entrega un boleto y le dice: «Que tenga un buen viaje».

A medida que desarrolla personas, recuerde que usted les está llevando en su viaje del éxito, no los está enviando. Esté con ellos hasta que estén listo para volar. Y cuando estén listos, déjelos seguir su camino.

8. Limpie la ruta de vuelo

Aun después de enseñar a las personas a volar, de proveerles el combustible y de darles permiso para tomar los controles, algunos consejeros no dan el último paso requerido para convertirlas en personas exitosas. No le dan un plan de vuelo sin obstáculos. Por lo general no restringen intencionalmente a la persona que están desarrollando, pero de todos modos ocurre.

A continuación, algunos de los obstáculos más comunes creados por los mentores y que afectan a los líderes potenciales:

Falta de una dirección clara. Muchas veces un líder potencial consigue un mentorr y aprende a hacer su trabajo, pero luego se le deja a la deriva, sin dirección de parte de su líder.

Burocracia. Aprende cómo trabaja y piensa su líder, y luego entra en un sistema burocrático que reprime el espíritu innovador que el mentor acaba de engendrar.

Aislamiento. Todo el mundo necesita una comunidad de personas con quienes compartir y de quienes recibir apoyo. Si el mentor no lo provee, el nuevo líder no lo tendrá.

Trabajo sin sentido. El trabajo en el que no se percibe valor alguno desmoraliza y quita la motivación de la persona.

Comunicación mala o deshonesta. Una agenda que no se comunica con honestidad a la persona en desarrollo, impide la relación y confunde al líder potencial.

Cuando haya iniciado el desarrollo de una persona, verifique que no esté dejando obstáculos en su camino. Déle instrucciones claras, un apoyo positivo y libertad para volar. Lo que usted hace puede hacer la diferencia entre el fracaso y el éxito. Cuando tienen ellos triunfan, el triunfo es suyo también.

9. Ayúdeles a repetir el proceso

Después de hacer todo por ayudar a su gente, y que ellos han emprendido el vuelo, usted podría pensar que ha acabado su tarea. Pero no es así. Todavía falta un paso para completar el proceso. Tiene que ayudarles a aprender a repetir el proceso de desarrollo y de enseñar a otros a volar. No hay éxito sin un sucesor.

El gran gozo de mi vida es ver cómo los líderes que he ayudado a desarrollar y he equipado, repiten el proceso con otros. Debe ser similar al gozo que un bisabuelo siente al ver las generaciones que se han levantado en su familia. Con cada generación, continúa el éxito.

Este proceso de reproducción se ha convertido en el patrón de mi vida. Por ejemplo, cuando llegué a San Diego en 1981, contraté una asistente llamada Bárbara Brumagin. La preparé, le enseñé todo lo que necesitaba saber para maximizar mi tiempo y mis talentos. Estuvo conmigo once años. Pero antes de irse, ella preparó a Linda Eggers, que es actualmente mi asistente. Linda ha estado conmigo durante ocho años, y está en el proceso de apoyar y equipar a Lorena Lane.

He hecho lo mismo con Charles Wetzel. Dediqué tiempo a enseñarle cómo pensar e investigar según mis métodos, y le he dado recursos para ayudarlo a mejorar como escritor. Él a su vez ha servido de mentor a su esposa Stephanie. Ahora ella también escribe y edita para mí en INJOY.

Pero el caso más notable de desarrollo ha sido definitivamente Dan Reilans, quien fue mi pastor ejecutivo durante varios años. Los primeros ocho años que trabajó para mí, dediqué mucho tiempo a su desarrollo. Luego durante los siguientes seis años, asumió la responsabilidad de aconsejar y equipar a todo mi personal. Además, ha desarrollado por su cuenta a otro centenar de personas. Ahora algunas de esas personas, como Glenn Finch y Don Moser continúan el proceso produciendo otra una nueva generación de líderes exitosos.

Los efectos positivos de desarrollar a otros son notables. Pero usted no tiene que ser una persona excepcional ni especialmente dotada para servir de mentor a otros. Usted puede levantar personas a su alrededor y enseñarles a volar, como yo lo he hecho. Se necesita deseo y compromiso con el proceso, pero es la parte más gratificante del éxito. Una vez que la gente aprende a volar pueden ir a casi cualquier parte. A veces cuando andan volando alto, le ayudan también a usted.

En el capítulo 6 mencioné que Margaret y yo hemos ido a Israel varias veces y hemos llevado con nosotros a grupos para que conozcan la Tierra Santa. Una de las mejores partes de todo el proceso es la planificación del viaje y la preparación de la gente para ir. Pasamos meses haciendo que se preparen. Nos reunimos periódicamente para enseñarles lo que van a ver. Tratamos que equipar a los viajeros menos experimentados para que estén preparados para los largos vuelos en avión y los recorridos en autobús. Les hablamos de los cambios culturales que experimentarán. Además, fortalecemos las relaciones mutuas. Todo el proceso hace dos cosas en favor de ellos: les da una sensación de seguridad sobre el viaje, y crea una increíble expectativa, ambas cosas ayudan a que la pasen mejor.

Pero, aunque usted no lo crea, nuestra meta principal no es que tengan unas vacaciones placenteras. Nuestro mayor deseo es que crezcan. Queremos que el viaje les cambie la vida.

Esta debería ser su meta cuando emprende el viaje del éxito. Lleve a otros con usted y ayúdeles a cambiar su vida para mejor. Nada en la vida es más divertido, ni tiene una recompensa mayor. Nunca lamentará el tiempo que invierte en la gente