Una persona influyente debe capacitar a otras personas

confianza en si mismos, una persona influyente tiene fe en los demás

Que alguien influyente trabaje con otros la fe en las personas es una cualidad esencial, pero hoy es un producto escaso. Mire los siguientes hechos acerca de la fe:

1. La mayoría de las personas no tienen fe en sí mismos

Hace poco vi una caricatura de Jeff MacNelly que mostraba a Shoe [Zapato], el brusco editor de periódico, parado sobre el montículo en un juego de béisbol. Su receptor le dijo: «Debes tener fe en tu curva». En el siguiente cuadro, Shoe indicó: «Para él es fácil decir eso. Cuando se trata de creer en mí mismo, soy agnóstico».

Cuando usted cree en las personas,
ellas hacen lo imposible.
Nancy Dornan

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Así es como se sienten muchos hoy. Se les dificulta creer en sí mismos. Creen que van a fracasar. Aunque vean una luz al final del túnel, están convencidos de que es un tren. Ven la dificultad en cada posibilidad. Pero lo real es que las dificultades raras veces derrotan a las personas; la falta de fe en sí mismos es lo que casi siempre lo hace. Con un poco de fe en sí misma, la gente puede hacer cosas milagrosas. Pero sin ella, las cosas realmente les resulta laboriosas.

2. La mayoría de las personas no tienen alguien que tenga fe en ellas

En Just for Today [Solo para hoy], James Keller cuenta esta historia: «Un vendedor de flores ambulante no vendía nada. De pronto se le ocurrió un pensamiento alegre y puso este anuncio: “Esta gardenia lo hará sentirse importante todo el día por 10 centavos”. De inmediato sus ventas aumentaron».

Hoy, en nuestra sociedad, la mayoría de las personas se sienten aisladas. El fuerte sentido comunitario que una vez disfrutara la mayoría de los estadounidenses se ha convertido en algo raro. Y muchas personas no tienen el apoyo familiar que fue común hace unos treinta o cuarenta años. Por ejemplo, el evangelista Bill Glass señaló: «Mientras crecían, a más del noventa por ciento de los presos, sus padres les decían: “Te van a meter en la cárcel”». En vez de enseñarles a sus niños a creer en ellos mismos, algunos padres los derrumban. Para muchas personas, hasta los más cercanos no creen en ellos. No tienen a nadie a su lado. No en balde hasta algo pequeño como una flor puede cambiar la manera en la que una persona percibe el día.

3. La mayoría de las personas pueden notar cuando alguien tiene fe en ellas

Los instintos de las personas son bastante buenos para saber cuándo otros tienen fe en ellos. Pueden percibir si su creencia es genuina o falsa. Tener verdadera fe en alguien puede cambiar su vida. Nancy, la esposa de Jim, muchas veces afirma: «Cuando usted cree en las personas, ellas hacen lo imposible».

En su libro Move Ahead with Possibility Thinking [Avance y crea en sus posibilidades], Robert Schuller, amigo de John, y pastor de la Catedral de Cristal en Garden Grove, California, cuenta un maravilloso relato sobre un incidente que cambió su vida cuando niño. Ocurrió cuando su tío tuvo fe en él, y lo mostró con hechos y palabras:

Su auto pasó la granja descolorida y se detuvo en medio de una nube de polvo veraniego ante nuestra puerta. Salí corriendo descalzo por el balcón astillado y vi a tío Henry bajando del auto. Era alto, muy apuesto, y terriblemente enérgico. Después de muchos años como misionero en China, visitaba nuestra finca en Iowa. Corrió hasta el viejo portón y puso sus dos enormes manos en mis hombros de cuatro años. Se sonrió ampliamente, sacudió mi pelo despeinado, y dijo: «¡Bueno! ¡Me parece que tú eres Robert! Creo que un día vas a ser un gran predicador». Esa noche oré en secreto: «Y querido Dios, ¡conviérteme en un predicador cuando sea grande!» Creo que Dios me convirtió en un PENSADOR DE POSIBILIDADES allí y en ese momento.

Mientras labora por convertirse en alguien influyente, recuerde siempre que su meta no es lograr que las personas piensen mejor respecto a usted. Es hacer que piensen mejor acerca de ellos mismos. Tenga fe en ellos, y comenzarán a hacer exactamente eso.

Las dificultades raras veces derrotan
a las personas;
la falta de fe en sí mismas es lo que
casi siempre lo hace.

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4. La mayoría de las personas hará cualquier cosa por satisfacer su fe en ellas

Las personas se levantan o se derrumban satisfaciendo el nivel de expectativas que uno tiene en ellas. Si expresa escepticismo y duda en otros, le corresponderán con mediocridad. Pero si cree en ellos y espera que les vaya bien, se esforzarán tratando de hacer lo mejor que puedan. Y en ese proceso, se beneficiarán usted y ellos. John H. Spalding expresó la idea de esta manera: «Los que creen en nuestra habilidad hacen algo más que estimularnos. Crean una atmósfera para nosotros en la que se facilita el éxito».

Si jamás fue alguien que confiara en las personas y que tuvo fe en ellas, cambie su manera de pensar y comience creyendo en otros. Su vida mejorará rápidamente. Cuando tiene fe en otros, les da un regalo increíble. Deles dinero a otros, y pronto se gastará. Deles recursos, y podrán no aprovecharlo de la mejor manera. Ayúdelos, y muchas veces las personas se aprestarán a volver justamente a donde comenzaron. Pero deles su fe, y llegarán a ser confiados, enérgicos, e independientes. Se motivan a adquirir lo que requieren para tener éxito por su cuenta. Y luego de compartir su dinero, sus recursos, y su ayuda, podrán usarlos mejor para edificar un mejor futuro.

LA FE ES CREER EN LA ACCIÓN

A finales de los 1800, un vendedor del este llegó a un pueblo fronterizo en algún sitio en las Grandes Planicies. Mientras hablaba con el dueño de una tienda de víveres, entró un ganadero, y el dueño se excusó para atender a su cliente. El vendedor no pudo evitar oír la conversación de ellos. Parecía que el ganadero deseaba crédito con algunas cosas que necesitaba.

—Jake, ¿vas a poner algunas verjas esta primavera?—preguntó el dueño de la tienda.

—Seguro, Bill—dijo el ganadero.

—¿Vas a cerrar o a extenderte?

—Extenderme. Voy a ocupar otras 360 acres al otro lado del arroyo.

—Que bueno, Jake. Tienes el crédito. Ve a la parte trasera y pídele a Steve lo que necesites.

El vendedor estaba confundido.

—He visto todo tipo de sistemas de crédito—dijo—, pero jamás uno como ese. ¿Cómo opera?

—Bueno—dijo el dueño de la tienda—, permítame decirle. Si un hombre cierra su cerca, significa que está asustado, tratando de retener lo que tiene. Pero si se extiende, está creciendo y tratando de mejorar. Siempre le doy crédito al que se extiende porque eso significa que cree en sí mismo.

Tener fe en las personas requiere algo más que simples palabras o sentimientos positivos respecto a ellas. Tenemos que respaldarlas con lo que hacemos. Como lo percibió claramente W.T. Purkiser, profesor emérito de religión en Point Loma College: «La fe es más que pensar que algo es cierto. Es pensar que es tan cierto que nos lleva a actuar».

Si desea ayudar a otros y efectuar un impacto positivo en sus vidas, tiene que tratarlos con ese tipo de confianza. Ralph Waldo Emerson dijo: «Confíe en los hombres y le serán sinceros; trátelos bien y pronto serán grandes». Conviértase en un creyente en las personas, y hasta los poco experimentados y tentativos florecerán ante sus ojos.

CÓMO CONVERTIRSE EN UN CREYENTE EN LAS PERSONAS

Somos afortunados porque crecimos en ambientes positivos y afirmativos. Por eso se nos facilita creer en las personas y expresar esa creencia. Pero estamos conscientes de que no todos tuvieron el beneficio de una crianza positiva. La mayoría de las personas tienen que aprender cómo tener fe en los demás. Para edificar su creencia en otros, trate de usar estas sugerencias.

Crea en ellos antes de que tengan éxito

¿Ha visto cuantas personas apoyan un equipo deportivo tan pronto como comienza a ganar? Eso sucedió en San Diego hace un par de años cuando los Chargers [fútbol estadounidense], conquistaron su división, ganaron todos sus juegos en la semifinal para llegar al Super Bowl [juego de las estrellas del fútbol estadounidense]. Toda la ciudad enloqueció. Uno podía ver el relámpago, el símbolo del equipo, por todas partes: en las casas, en las ventanas traseras de los autos, en broches, y así por el estilo.

En el clímax del éxito de los Chargers, un par de personajes radiales—llamados Jeff y Jer—unieron al pueblo de San Diego auspiciando un enorme acto matutino en el estadio. Su plan era darles a las personas que aparecieran, franelas con los emblemas del equipo y hacer que se alinearan en el estacionamiento para formar un relámpago gigante. Luego le tomarían una fotografía desde un helicóptero y la pondrían en el periódico de la mañana siguiente. Necesitaban un par de miles de personas para hacerlo, pero esperaban que apareciera lo suficiente como para poder hacerlo. Imagínense su sorpresa cuando aparecieron tantas personas que se quedaron sin franelas, y terminaron rodeando el «relámpago humano» con un borde adicional. Fue algo tan llamativo que algunos servicios noticiosos lo registraron y salió en las noticias nacionales.

A todo el mundo le encanta un ganador. Es fácil tener fe en individuos ya probados. Es mucho más difícil creer en las personas antes de que se prueben a sí mismas. Pero esa es la clave para motivar a las personas a que alcancen su potencial. Tiene que creer en ellos primero, antes de que lleguen a tener éxito, y algunas veces antes de que siquiera crean en sí mismos. El escritor francés y moralista Joseph Joubert dijo: «Nadie puede dar fe a menos que tenga. El persuadido es quien persuade». Necesita fe en otros antes de poder persuadirlos a creer en ellos mismos.

Algunas personas en su vida quieren creer desesperadamente en ellos mismos pero tienen poca esperanza. A medida que se relaciona con ellos, recuerde el refrán del héroe francés de la Primera Guerra Mundial, Marshal Ferdinand Foch: «No hay situaciones desesperadas; solo hay hombres y mujeres que se han desesperado por ellas». Cada persona tiene semillas de grandeza por dentro, aunque ahora puedan estar dormidas. Pero cuando uno cree en las personas, les echa agua a las semillas y les da la oportunidad de crecer.

Cada vez que pone su fe en ellos, les está dando el agua proveedora de vida, calor, alimento, y luz. Y de continuar dando ánimo mediante su creencia en ellas, estas personas florecerán a su tiempo.

Enfatice sus fortalezas

Ya mencionamos que mucha gente piensa erróneamente que para influir en otras personas, tienen que ser una «autoridad» y señalar las deficiencias de los demás. Los que tratan ese método llegan a ser como Lucy la de Charlie Brown, la tira cómica de Charles Schulz. En una tirilla Lucy le dice al pobre Charlie Brown, «Charlie Brown, ¡eres un gol nulo en la portería de la vida! ¡Estás a la sombra de tus goles! ¡Eres un mal tiro! ¡Eres tres golpes en el hoyo dieciocho! ¡Eres un tiro fallido en el décimo lanzamiento de bolos!… Eres un tiro libre errado, un mal golpe de golf y un tercer lanzamiento cantado! ¿Entiendes? ¿Me explico?» ¡Esa, en verdad, no es una manera de impactar positivamente la vida de otra persona!

El camino para convertirse en una influencia positiva en otros yace exactamente en la dirección opuesta. La mejor manera de mostrarles a las personas su fe en ellos y motivarlos es enfocar su atención en sus fortalezas. Según Bruce Barton, autor y ejecutivo de mercadeo: «Jamás se logró nada espléndido excepto con los que se atrevieron a creer que algo dentro de ellos era superior a las circunstancias».

Enfatizar los puntos fuertes de las personas las ayuda a creer que poseen lo que necesitan para tener éxito.

Creer en las personas antes de probarse a sí mismos es la clave para
motivarlas a alcanzar su potencial. [Retweet]

Elógielas por lo que hacen bien, tanto en público como en privado. Dígales cuánto aprecia sus cualidades positivas y sus destrezas. Y en cualquier momento que tenga la oportunidad de elogiarlas y alabarlas en presencia de su familia y sus amigos íntimos, hágalo.

Anote sus éxitos pasados

Aunque enfatice los puntos fuertes de las personas, es posible que necesite más ánimo para mostrarles que cree en ellas, y para motivarlas. La empresaria Mary Kay Ash aconseja: «Todo el mundo tiene un anuncio invisible colgando de su cuello que dice: “¡Hágame sentir importante!” Jamás olvide este mensaje cuando trabaje con las personas». Una de las mejores maneras de hacer eso es ayudando a lo demás a recordar sus éxitos pasados.

El relato de David y Goliat presenta un ejemplo clásico de la forma en que los éxitos pasados pueden ayudar a una persona a tener fe en sí misma. Es posible que recuerde el relato de la Biblia. Un campeón filisteo de casi tres metros de alto llamado Goliat se paró frente al ejército de Israel y los insultó todos los días durante cuarenta días, retándolos a enviar un guerrero a enfrentarse a él. El cuadragésimo día, un joven pastor llamado David llegó al frente de batalla a llevarles comida a sus hermanos, que estaban en el ejército de Israel. Mientras permanecía allí, fue testigo del despliegue contencioso del gigante entre retos y burlas. David se enojó tanto que le dijo a Saúl, rey de Israel, que deseaba enfrentarse al gigante. He aquí lo que sucedió:

Y dijo David a Saúl: No desmaye el corazón de ninguno a causa de él; tu siervo irá y peleará contra este filisteo. Dijo Saúl a David: No podrás tú ir contra aquel filisteo, para pelear con él; porque tú eres muchacho, y él un hombre de guerra desde su juventud. David respondió a Saúl: Tu siervo era pastor de las ovejas de su padre; y cuando venía un león, o un oso, y tomaba algún cordero de la manada, salía yo tras él, y lo hería, y lo libraba de su boca; y si se levantaba contra mí, yo le echaba mano de la quijada, y lo hería y lo mataba. Fuese león, fuese oso, tu siervo lo mataba… Jehová, que me ha librado de las garras del león y de las garras del oso, él también me librará de la mano de este filisteo.

David recordó sus antiguos éxitos, y tuvo confianza en sus acciones futuras. Y por supuesto, al enfrentar al gigante, este cayó como un árbol, con solo una piedra y una honda. Y cuando le cortó la cabeza a Goliat, su éxito inspiró a sus paisanos; y vencieron al ejército filisteo.

No todo el mundo tiene la habilidad natural de reconocer los éxitos pasados y obtener confianza de ellos. Algunas personas necesitan ayuda. Si puede mostrarle a otros que les ha ido bien en el pasado y ayudarlos a ver que sus victorias pasadas pavimentan el camino para éxitos futuros, estarán mejor capacitados para moverse y actuar. Anotar los éxitos pasados ayuda a otros a creer en ellos mismos.

Incúlqueles confianza cuando fracasen

Cuando usted anima a las personas a tener fe en sí mismas, y comienzan a creer que pueden tener éxito en la vida, rápidamente llegan a encrucijadas críticas. La primera o segunda vez que fracasen—y fracasaran porque es parte de la vida—, tendrán dos elecciones. Pueden ceder o continuar.

Algunas personas son tenaces y están dispuestas a seguir intentando el éxito, aun cuando no vean progreso inmediato. Pero otros no son tan determinados. Algunos desfallecerán ante la primera señal de problemas. Para darles un empujón e inspirarlos, tiene que seguir mostrándoles confianza, aunque cometan errores o lo hagan pobremente.

Una de las maneras de hacer eso es contarles sus traumas y problemas pasados. Algunas veces las personas piensan que si usted tiene éxito ahora, es porque siempre fue así. No se percatan de que habrá tenido su racha de caídas, errores y fracasos. Muéstreles que el éxito es un viaje, un proceso, no un destino. Cuando se percaten de que fracasó y aún así se las arregló para tener éxito, sabrán que fracasar no es nada malo. Y su confianza seguirá intacta. Aprenderán a pensar como la leyenda del béisbol, Babe Ruth, cuando dijo: «Jamás permita que el temor a poncharse se ponga en su camino».

Experimenten algunos triunfos juntos

No basta simplemente saber que el fracaso es parte del avance en la vida. En verdad, para que la gente se motive a conseguir el éxito, les hace falta creer que pueden ganar. John, como muchos de nosotros, gustó del éxito cuando era un simple niño. Y afirma:

Cuando crecía, idolatraba a mi hermano Larry, que tiene dos años más que yo. Después de mis padres, él probablemente era la influencia principal en mi niñez. Larry siempre fue un gran líder y un excelente atleta. Y siempre que jugábamos básquetbol, fútbol, o béisbol con los niños en el vecindario, él era el capitán.

Muchas veces cuando escogían equipos, yo era el último que seleccionaban, porque era más joven y pequeño que la mayoría de los otros niños. Pero cuando maduré, Larry comenzó a escogerme más, y eso siempre me hizo sentir bien, no solo porque implicaba interés por parte de mi hermano, sino porque sabía que si me escogía, estaría en el equipo ganador. Larry era un competidor feroz, y no le gustaba perder. Siempre jugaba para ganar, y usualmente lo hacía. Juntos ganamos muchas veces, y esperaba el triunfo cuando jugaba con él.

Ganar es motivador. El novelista David Ambrose reconoció esta verdad: «Si tiene voluntad para ganar, alcanzó la mitad de su éxito; si no, ha alcanzado la mitad de su fracaso». Acercarse a otros para ayudarlos a experimentar algunas victorias juntos les da razones para creer que tendrán éxito. Y en el proceso, sienten la victoria. Ahí es que comienzan a pasar cosas increíbles en sus vidas. 

Para ayudar a las personas a creer que pueden alcanzar la victoria, ubíquelas en donde puedan experimentar éxitos pequeños. Anímelos a realizar tareas o asumir responsabilidades que usted sabe que pueden lidiar y hacer bien. Y deles la asistencia que necesitan para tener éxito. Como dijera Demóstenes, el orador griego: «Las oportunidades pequeñas muchas veces son el comienzo de grandes empresas». Con el tiempo, a medida que crezca su confianza, asumirán retos más difíciles, pero podrán enfrentarlos con confianza y habilidad por la experiencia positiva que están desarrollando.

Imagínese los éxitos futuros de ellos

Escuchamos acerca de un experimento hecho con ratas de laboratorio para evaluar su motivación para vivir bajo distintas circunstancias. Los científicos pusieron una rata en una jarra llena de agua colocada en un lugar oscuro, y midieron cuánto tiempo continuaría nadando el animal antes de rendirse y ahogarse. Observaron que la rata casi siempre duraba poco más de tres minutos.

Luego pusieron otra rata en la misma clase de jarra, pero en vez de colocarla en completa oscuridad, permitieron que fuera iluminada por un rayo de luz. Bajo esas circunstancias, la rata siguió nadando treinta y seis horas. ¡Eso excede setecientas veces más que la que estaba a oscuras! Como la rata podía ver, mantenía la esperanza.

Si eso ocurre con animales de laboratorio, piense cuán fuerte puede ser el efecto de la imaginación en las personas, que tienen la habilidad del raciocinio. Se dice que un individuo puede vivir cuarenta días sin comida, cuatro días sin agua, cuatro minutos sin aire, pero solo cuatro segundos sin esperanza. Cada vez que usted les presenta una visión a otros y crea una imagen de su éxito futuro, los edifica, los motiva, y les da razones para continuar.

Espere un nuevo nivel de vida

Konrad Adenauer, estadista alemán, observó: «Todos vivimos bajo el mismo cielo, pero no todos tenemos el mismo horizonte». Como persona influyente, usted tiene la meta de ayudar a otros a ver más allá del hoy y sus circunstancias actuales, y soñar grandes sueños. Cuando uno pone su fe en los demás, los ayuda a extender sus horizontes y los motiva a moverse a todo un nuevo nivel de vida.

Para ayudar a las personas a creer que pueden alcanzar el triunfo, póngalas
a experimentar pequeños éxitos. [Retweet]

Algo integral para esa nueva manera de vivir es un cambio de actitud. Según Denis Waitley: «La ventaja del ganador no yace en un nacimiento dotado, un gran coeficiente intelectual, o el talento. La ventaja del ganador está en la actitud, no la aptitud. La actitud es el criterio para el éxito». A medida que las actitudes de las personas pasan de la duda a la confianza—en ellas mismas y en su habilidad de tener éxito y alcanzar su potencial—, todo en sus vidas mejora.

Hace varios años, Jim y Nancy lograron increíbles conocimientos, respecto al poder de ejercer fe en otros, al decidir arriesgarse con su hijo Eric en una montaña en Utah. He aquí el relato de Jim acerca de ello:

Cuando uno tiene un niño impedido, libra una constante batalla emocional entre darle nuevas experiencias y protegerlo de las heridas, y el fracaso. Nuestra vida con Eric no es la excepción. A pesar de sus limitaciones, que incluyen usar una silla de ruedas y manipular poco su mano derecha, Eric tiene un gran espíritu positivo. Y muchas veces los que titubeamos al intentar cosas nuevas somos Nancy y yo, en vez de él.

Hace unos cinco años, Nancy tuvo la idea de que lleváramos a Eric a esquiar. Una amiga le contó acerca de un lugar en Park City, Utah, llamado National Ability Center [Centro Nacional de Habilidades]. Allí le ofrecen a las personas impedidas instrucción y asistencia para esquiar en la nieve, nadar, jugar tenis, esquiar en el agua, montar a caballo, navegar en balsas, y otras actividades. Ella pensaba que la experiencia sería muy buena para la autoestima de él.

Tengo que reconocer que desde el mismo principio dudé de ello. Sabiendo cuán difícil es el deporte para mí, se me hacía difícil imaginarme a Eric disparado por una montaña de más de tres mil metros. Y saber que un golpe en la cabeza de Eric podría causarle un ataque que lo llevaría al hospital para otra cirugía cerebral no ayudaba en nada. Pero Nancy tenía fe en que él podía hacerlo; y cuando ella cree, él también. Así que salimos a intentarlo.

Cuando llegamos a Deer Valley, y conocimos algunas de las personas que trabajan en el National Ability Center, comencé a sentirme un poco mejor. Eran profesionales y muy positivos, y nos mostraron el equipo que Eric usaría, un tipo de esquí doble con un asiento moldeado. Lo pondrían en una silla y manejaría usando una barra unida a unos esquís en una horqueta.

Cuando comenzamos a llenar los formularios, nos paralizamos parcialmente al leer la renuncia voluntaria que decía que Eric estaría «involucrado en actividades que incluían arriesgarse a heridas serias, impedimentos permanentes y muerte». Eso hizo que el riesgo pareciera muy posible, pero ya en ese momento Eric estaba muy emocionado y no queríamos que nos viera titubeando.

Luego de ajustar a Eric con una cinta fuerte en su esquí doble y darle algunas instrucciones, Stephanie, su joven instructora, lo llevó a la colina de aprendices. Unos diez minutos después, nos emocionamos al ver a Eric bajando por la colina con una gran sonrisa en su rostro. Estábamos tan orgullosos de él que lo saludamos chocando las manos y dándole palmadas en la espalda. Me dije: No fue tan malo.

Entonces volvieron a salir. Lo que no sabíamos era que esta vez iría al tope de la montaña. Esperamos al pie de la colina. Y esperamos. No estábamos seguros si íbamos a verlo bajar en sus esquís o en una camilla con la patrulla de la montaña. Finalmente, después de unos treinta minutos, lo vimos con Stephanie salir y esquiar hasta el pie de la loma. Sus mejillas estaban rojizas, y sonreía como el gato Cheshire. Le gustaba.

«Papá, muévete» dijo mientras pasaba volando. «Voy a subir de nuevo».

Eric esquió todos los días durante ese viaje. Es más, un día al terminar de esquiar, nos dijo:

—Hoy Stephanie no me subió a la montaña.

—Oh—dijo Nancy—, ¿entonces quién esquió contigo?

—Un tipo con una sola pierna—respondió Eric.

—¡Qué!—gritó Nancy—. ¿Cómo que un tipo con una sola pierna?

—Anjá—dijo Eric—, un tipo con una sola pierna.

Y entonces Eric se sonrió juguetonamente y dijo:

—¿Quieres saber cómo perdió su pierna? ¡En una avalancha!

Eric esquía cada año desde entonces, y su vida no ha sido igual. Ahora tiene la confianza que jamás tuvo, y está dispuesto a intentar casi cualquier cosa. Nada tres días a la semana, levanta pesas, juega balompié, y hace otro tipo de cosas. Me parece que uno podría decir que adoptó como suyo el refrán del National Ability Center: «Si puedo hacer esto, ¡puedo hacer cualquier cosa!»

Si hubieran hecho las cosas como quería Jim, Eric jamás habría tenido la oportunidad de experimentar lo que hizo en aquella montaña en Utah, hace cinco años. Jim ama a Eric con todo su corazón, pero tiende a irse a la segura. Ejercer fe en otros implica arriesgarse. Pero las recompensas superan los riesgos. Roberto Louis Stevenson dijo: «Ser lo que somos, y llegar a ser lo que podemos ser, es el único fin de la vida». Cuando uno ejerce fe en otros, los ayuda a alcanzar su potencial. Y llega a ser una influencia importante en sus vidas.

Puntos para verificar la influencia

TENGA FE EN OTRAS PERSONAS

    Busque un punto fuerte. Piense en alguien a quien le gustaría animar. Busque un punto fuerte de la persona, y señáleselo. Use su interacción como oportunidad para expresar confianza en esa persona.

•    Edifique sobre éxitos pasados. Si en el futuro cercano tiene que darle a alguien una tarea difícil, invierta algún tiempo en recordar sus éxitos. Entonces cuando se reúna con la persona, rememore esos éxitos. (Si pasa por este proceso y no puede recordar ninguno, es señal de que ha invertido muy poco tiempo conociendo a la persona. Planee invertir algún tiempo junto para conocerse mejor.)

•    Ayude a otros a sobreponerse a la derrota. Si tiene colegas, amistades, empleados, o familiares que hace poco experimentaron una derrota de algún tipo, invierta tiempo para hablar con ellos respecto a eso. Permita que le cuenten toda la historia, y cuando terminen, aclare que los valoriza y aún cree mucho en ellos.

•    Comience bien. La próxima vez que reclute nuevas personas para su organización, comience bien las relaciones. En lugar de esperar hasta que se prueben a sí mismos para elogiarlos, asegúrese de afirmar repetidamente su fe en ellos y su habilidad antes de que le den resultados. Se complacerá por su deseo de saciar sus expectativas positivas.

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