¿Por qué necesitas un mentor para ser triunfador?

mentor, socio, éxitoEn este artículo nos habla que para lograr el éxito necesitamos de un mentor, que este dispuesto a enseñarnos.

Para alcanzar el éxito hace falta algo más que talento y energía. Se necesita un amigo con experiencia.

Después de graduarse en la universidad, en 1946, Lee Iacocca consiguió como vendedor de la Ford en Chester, Pensilvania. Allí conoció a Charlie Beacham, gerente regional de esa empresa en la Costa Oeste de Estados Unidos.

Beacham era un jefe exigente, y lacocca trabajaba duro para complacerlo. Cierta noche en la que entró por el garaje de la oficina con aspecto de desaliento, Beacham le dio alcance y, tras pasarle un brazo sobre los hombros, le preguntó:

–¿Por qué está usted tan deprimido, Lee?

–Este distrito consta de 13 zonas — respondió Iacocca–, y yo he quedado en el treceavo lugar en ventas este mes.

— No se preocupe -dijo Beacham–. Alguien tiene que quedar en el último lugar. Lo importante es no hacerlo durante dos meses consecutivos.

Iacocca asimiló con rapidez las lecciones que le daba Beacham sobre cómo hacer más ventas y superar las decepciones. A Beacham le gustaba Io que veía en el joven Iacocca. Diez años después, cuando promovieron a aquel al cargo de director general de ventas de coches y camiones, por cuyo motivo debió trasladarse a la sede de la empresa, se llevó consigo a Iacocca como gerente nacional de ventas de camiones. En 1960, a los 36 años de edad, Iacocca fue nombrado, con el respaldo de Beacham, gerente general de la división más importante de la Ford. Posteriormente pasó a ser presidente de esa compañía, y después fue presidente de la Chrysler.

Linda Ellerbe, de cerca de 30 años de edad, era una empeñosa reportera de televisión. Sus reseñas, ingeniosas e impactantes, llamaron la atención de Reuven Frank. Productor ejecutivo del nuevo Programa Weekend, quien le pidió que asumiera con él la producción y coordinación del mismo. Pronto, Frank comenzó a ayudar a Linda a tener un estilo todavía más vigoroso. “Cuando él revisaba mis guiones”, dice la periodista. «me mostraba mis errores y hacía que los corrigiera yo misma”.

La carrera de Linda Progresó al mismo tiempo que la de Frank. Cuando este ocupó el cargo de presidente del departamento de noticias de la cadena televisiva NBC, la escogió a ella para que creara una serie especial para el programa Today y para que colaborara en la producción y redacción del noticiario NBC News Overnight. “Reuven ensanchó mis horizontes”, dice Linda. “Yo ansiaba ser como él”.

Un día de 1968 por la tarde, el entrenador de futbol americano Bill Walsh recibió una llamada de Paul Brown, que por entonces era el jefe  de entrenadores de los Bengalíes de Cincinnati. Brown quería contratar a Walsh como entrenador de mariscales de campo y de receptores, y este aceptó. Ambos trabajaron sin descanso para que Walsh aprendiera lo relativo al manejo de un equipo.

Tiempo después contrataron a Greg Cook, un nuevo mariscal de campo. Su habilidad era pasmosa, pero Walsh había estado cultivando por años al mariscal que ya tenía el equipo.

— Quiero introducir poco a poco al nuevo jugador – le dijo Walsh a Brown.

— Ese no es el procedimiento correcto -replicó este–. Cuando consigues a alguien con un talento extraordinario debes incorporarlo de inmediato.

Walsh obedeció, y Cook tuvo un desempeño brillante. El otro mariscal aceptó el cambio de buen grado. «Eso me enseñó que no hay que buscar el momento ideal para tomar este tipo de decisiones», dice Walsh.

«Lo mejor es actuar, y ya la gente se adapta a circunstancias nuevas mejor de lo que uno cree”.

En 1979, Walsh fue nombrado jefe de entrenadores de los Cuarenta y Nueves de San Francisco, un equipo que tenía un historial deprimente. Poniendo en práctica lo que había aprendido de Brown, Walsh condujo a su nuevo equipo a tres victorias en el Supertazón, antes de jubilarse en 1988.

¿Qué tienen en común estos tres triunfadores? Todos ellos tuvieron un mentor fuerte que cultivó sus talentos y los ayudó a encontrar una “buena oportunidad”.

Los mentores les brindaron acceso a circunstancias favorables y a percepciones que quizá ninguno de ellos habría descubierto por sí solo.

En la vida hay pocas situaciones de transición que no puedan facilitarse en el concurso de la sabiduría de quienes nos han antecedido. A continuación presentamos algunas maneras de abrir las puertas al éxito.

1. Busque la oportunidad

Escoja juiciosamente a su mentor. Un buen mentor es una persona que cree que usted tiene potencial, que cuenta con la capacidad y la experiencia que usted necesita, y que dispone de tiempo para trabajar con usted. Su jefe podría ser un estupendo mentor, pero con frecuencia es mejor elegir a alguien de quien no seamos subordinados.

¿Cómo se puede iniciar la relación? Las siguientes ideas han sido útiles para otros: pida consejo a un posible mentor; sugiera formar un grupo de trabajo para resolver algún problema que usted haya identificado; ofrézcase como voluntario para llevar a cabo proyectos especiales; muéstrese activo en una asociación de profesionales. O bien, encuentre la manera de ahorrarle dinero a la compañía y expóngasela al mentor de su elección. Un buen mentor le dará crédito y se empeñará en seguir cultivándolo a usted.

Dave Thomas, fundador de la cadena de restaurantes Wendy’s International, considera que su éxito se debe en parte a que tuvo «los mentores adecuados». Su secreto no reside en haber buscado mentores específicos, sino en que siempre halló en todas partes personas dispuestas a ayudar.

En su adolescencia, Thomas trabajó como ayudante de camarero en el restaurante Regas de Knoxville, Tennessee. «Fue una oportunidad fantástica», relata. «En los años cuarentas, Frank y George Regas hablaban de todo lo que estamos hablando ahora en Wendy’s: de los fundamentos del negocio».

Más adelante se empleó como ayudante de camarero en el restaurante Hobby House de Fort Wayne, Indiana. Allí encontró un mentor en el propietario, Phil Clauss, y con el tiempo fue ascendido a gerente. Un día Clauss le pidió que supervisara varios restaurantes cuya franquicia había adquirido en Columbus, Ohio, y que no funcionaran muy bien. Los establecimientos pertenecían a la entonces diminuta cadena de restaurantes Kentucky Fried Chicken, fundada por el coronel Harland Sanders.

Mientras se dedicaba a esa tarea, Thomas conoció a Sanders, quien le enseñó todo lo que necesitaría saber cuándo lanzara su propia cadena, 15 años después.

2. Empéñese en aprender

Para llamar la atención de un posible mentor, debe usted mostrar que está dispuesto a aceptar nuevos retos.

Helen Budzyn y Gloria Ramírez, aspirantes a empresarias, tenían acceso a artículos de piel de alta calidad fabricados en Colombia, pero necesitaban consejo para iniciar su negocio en el ramo del vestido. Con el objeto de recabar información, se dirigieron a la oficina local del Cuerpo de Servicio de Ejecutivos Jubilados (CSEJ) de Estados Unidos, integrado por voluntarios. Allí las presentaron a James Sachs y John O’Rourke, empresarios jubilados.

Impresionados por el deseo de aprender que mostraban aquellas dos mujeres, Sachs y O’Rourke les ayudaron a trazar un plan de negocios, a buscar bancos para obtener financiamiento y a encontrar un local para establecer una tienda de venta al por menor. Cinco meses después, en octubre de 1990, inauguraron Chicago Leather. O’Rourke sugirió efectuar una  venta navideña de abrigos a precios rebajados. Los clientes llegaron por montones, y para fines de año Chicago Leather ya estaba generando utilidades.

«Cada vez que tenemos una idea nueva y nos preguntamos cómo proceder, acudimos a Jim Y John», dice Helen. «Ellos nos apoyan en todo. Respetan nuestro empeño en aprender a manejar el negocio».

3. No vacile en dar

Considere la relación desde el punto de vista del mentor. ¿Le está ayudando usted a alcanzar sus propias metas? ¿Acepta de buen grado sus consejos? ¿Es confiable y leal?

Linda Phillips-Jones, autora de Mentors E Protégés («Mentores y protegidos»), sugiere que uno se pregunte: «¿Quién está sobrellevando una pesada carga y agradecería un poco de ayuda?» Auxiliar a un colega de mayor jerarquía puede constituir una oportunidad mutuamente benéfica.

El teniente general Tom Kelly fue director de operaciones de los Jefes de Estado Mayor Conjunto durante la Guerra del Golfo Pérsico. Uno de sus primeros mentores, durante la Guerra de Vietnam, fue el entonces teniente coronel John Seigle, quien era su oficial superior. Kelly considera que fue su capacidad para ver las cosas desde el punto de vista de Seigle lo que logró impresionar a este. «Procuraba presentarle soluciones antes de que él las pidiera», explica.

Si era necesario, Kelly se arriesgaba. «Un hombre que dice sí invariablemente, siempre acaba por meter en apuros a su superior», señala.

«Todo jefe necesita un subordinado que hable con él a puerta cerrada y le diga: Señor, cree que está usted cometiendo un error».

Su perspicacia y lealtad dieron fruto. Gracias a Seigle, obtuvo dos importantes ascensos que lo pusieron en camino de llegar a ser general en poco tiempo.

4. Muestre aprecio

Algunas relaciones entre mentores y protegidos duran sólo unos cuantos meses. Incluso las mejores rara vez superan los dos o tres años de vida. Para entonces, la jerarquía de ambos es casi la misma, y posiblemente también se han convertido en amigos íntimos.

Linda Ellerbee Y Reuven Frank siguen haciendo programas de televisión juntos, pero ahora la mujer es dueña de su propia compañía y él trabaja para ella como consultor. “Reuven es alguien de quien yo sigo aprendiendo”, dice Linda.

Nuestros logros son una forma de mostrar agradecimiento a nuestros mentores, pues justifican la fe que depositaron en nosotros. Otra manera consiste en convertirnos también en mentores. Bill Walsh, protegido del entrenador de los Bengalíes de Cincinnati, Paul Brown, ha sido mentor de otros descollantes entrenadores que actualmente están en su plenitud, como George Seifert, de los Cuarenta y Nueves de San Francisco, y Dennis Green, de los Vikingos de Minnesota.

Contar con un mentor no elimina la necesidad de trabajar duramente para alcanzar el éxito. Sin embargo, mejora nuestras posibilidades. Dave Thomas, de Wendy’s, dice: «Hay muchísimas personas sobresalientes que desean ayudar. En vez de esperar a que alguien venga y nos acoja bajo su ala protectora, lo mejor es buscar una de esas alas y meternos debajo de ella».